(Otra) Crónica de una multa anunciada

(Otra) Crónica de una multa anunciada

En una ocasión, un cliente con giro de restaurante de comida healthy nos pidió que le ayudáramos a consolidar el inicio de su operación comercial. Comenzamos con la integración la maquila de nómina, asegurándonos que las y los trabajadores estuvieran dados de alta ante el IMSS, que se cumpliera el pago de las cuotas del IMSS, emitiendo los recibos de nómina fiscales, etc.. También, nos encargamos de la elaboración de los primeros reportes financieros que permitieran a la tomadora de decisiones contar con información suficiente y detallada sobre la situación financiera del negocio. Además, nos aseguramos que el cliente contara un una estructura fiscal que permitiera optimizar la carga de impuestos.


Pero, como asesores, siempre buscamos entender la operación y la dirección del negocio, tanto en su día a día como en sus circunstancias de largo plazo, respectivamente. Y es que, durante una plática con la tomadora de decisiones sobre su operación de piso, por llamarle así, detectamos un punto fino que, acaso, parecía de entrada irrelevante: el staff a cargo de la caja, quien era entonces quien cobraba las cuentas de consumo de los comensales, manifestaba que no tenía ni idea del tema de la facturación electrónica puesto que estaba acostumbrado a sólo llevar notas de remisión y/o de esas órdenes de consumo que se llevan en notitas. Le hicimos saber a la tomadora de decisiones que, ésto, era una posible contingencia fiscal o de situación de riesgo fiscal en virtud de que la autoridad fiscal mexicana el SAT, llevaba a cabo revisiones en restaurantes y negocios donde se cobrada en mostrador en las que corroboraba que se expidieran facturas electrónicas que solicitaran los comensales y/o clientes. Y éstas revisiones se realizaban cual ‘mistery shoppers’, en las que el personal del SAT se hacía pasar por un cliente común, pedía la factura y, en caso de que no le dieran la factura ni seguimiento a la emisión de la factura, procedía entonces la multa por no emitir comprobantes fiscales.

El cliente, al escuchar nuestro planteamiento, lo valoró y dijo que vería la manera de checar esto (ajá). Incluso cuando volvimos a tocar el tema, dijo que ella se haría cargo y que no eran necesarias nuestras propuestas para solucionar ésto. Cuál fue la sorpresa para el cliente que, al paso de unos 4 años de que le avisamos de la importancia de cuidar este tipo de detalles que pueden traer consecuencias fiscales (te podemos decir de más detalles que tengan sanciones y multas, sólo escríbenos y platicamos), un día llegó, entre el resto de los clientes, un cliente que pidió su plato de comida healthy, su bebida saludable, estuvo su rato comiendo su orden de alimentos, y se dirigió al pagar la cuenta a caja. Pero, al llegar a caja, pidió su factura electrónica por su consumo, a lo que el staff de caja, sin pensar bien las cosas, le dijo que el negocio no expedía factura. Entonces, el comensal oír ésto sacó su gafete del Servicio de Administración Tributaria y, en uso de sus facultades de comprobación (checa éste post para que sepas cómo te puede revisar el SAT), elaboró citatorio y pasó a realizar el proceso de fincar la multa por la no emisión de comprobantes fiscales (facturas electrónicas), que en aquellos años, tiempos pre-COVID, fue de poco más de $9,000 pesos más $580 de gastos de ejecución. Gasto innecesario y bastante prevenible, si le preguntan a uno.


Como este caso de estudio deja ver, en nuestros servicios nos gusta siempre conocer al cliente y comprender su operación de negocios, con el fin de detectar posibles situaciones que pudieran golpear fiscalmente a la empresa y así buscar soluciones al alcance del cliente. Si no estás seguro si tu negocio tiene posibles situaciones de contingencia fiscal, con confianza búscanos.