Para empezar este 2022...

Para empezar este 2022...

En esta ocasión, quiero empezar este año 2022 con una reflexión con la que espero ir más allá de los números y aspectos técnicos sobre los que me gusta platicar (para lo que seguro habrá tiempo). En esta ocasión quiero hacer una reflexión que, espero, sirva de referencia para el tiempo que tenemos en los diferentes aspectos de nuestra vida (sea el ámbito personal, profesional, académico, social, recreativo, etc.).

Y para esto, parto de tres conceptos contables-financieros (tenía que salir por algún lado el tocar este tipo de temas ;) ), los cuales son el de costo y gasto, y que me permito elaborar a continuación:

  • Un costo es el valor de los recursos que se entregan o prometen entregar a cambio de un bien o servicio adquirido por la organización, con la intención de generar ingresos, según las Normas de Información Financiera (NIF) de México.
  • Un gasto es una erogación que no puede identificarse claramente con un ingreso relativo o que perdió su potencial generador de ingresos, según las mismas NIF.

Por su parte, la misma NIF define a un ingreso como:

El incremento de los activos o decremento de los pasivos de una organización, durante un periodo contable, con un impacto favorable en la utilidad o pérdida neta o, en su caso, en el cambio neto en el patrimonio contable y, consecuentemente, en el capital ganado o patrimonio contable, respectivamente.

Teniendo estos conceptos a la mano me permito a abordar en que, para este año 2022 que está empezando, podemos tener una perspectiva sobre cómo invertir nuestros recursos y esfuerzos, siendo el principal de éstos nuestro tiempo, en actividades que nos generen valor y que incrementen nuestro patrimonio (léase en el contexto que se considere pertinente y/o en que se quiera aplicar). Y es que muy seguido me llevo comentarios de clientes y gente que me consulta sobre lo rápido que se va el tiempo y cómo es que no se logró aprovechar del todo (o no tanto como se quisiera). Ahora bien, es indispensable tener en cuenta que, para ciertos temas o proyectos o aspectos de nuestra vida (y de nuestro negocio, de nuestra vida personal, etc.), el beneficio del tiempo invertido como costo puede no reflejarse de manera inmediata o mediata, inclusive, sino que puede tomar tiempo por sí mismo para dar réditos, provecho y utilidad que tanto queremos en nuestra vida.


¿Y qué actividad será la que implicará que nuestros recursos sean un costo y no un gasto?

Este depende, vale decirlo, de las metas y objetivos que cada quien defina para uno mismo (como persona, como empresario, etc.).


Con esto, no me queda más que desearles que sea un 2022 en el que dediquemos nuestro tiempo, esfuerzos y recursos en actividades que nos generen valor y un impacto favorable en nuestras vidas. Arrancamos.